lunes, 31 de agosto de 2009

Baby I don´t care (Transvision Vamp)


Otro verano más que se acaba y una despedida con un tema que marcó varios de los míos.

sábado, 29 de agosto de 2009

¿Freaks?


De un tiempo a esta parte el término freak lo acapara todo.
Freak por aquí. Freak por allá.
Se ha convertido en una especie de idea-fuerza, de concepto contenedor que se usa sin ton ni son y sin el más mínimo decoro.
Al fin y al cabo a nadie ha de sorprenderle si tenemos en cuenta que las nuevas generaciones se comunican con poco más de una centena de palabras.
Conviene, sin embargo, bucear en la genealogía del vocablo para contemplar la degeneración del mismo por estos lares. Lejana queda ya la película Freaks La parada de los monstruos, que dio origen a todo un subgénero cinematográfico que tenía como piedra angular los seres deformes y extravagantes. La utilización como muletilla del término entre el hippismo le confirió también un carácter más popular, ante el estupor de muchos observadores. Finalmente, los cómics de los Freak Brothers de Gilbert Shelton supusieron una consolidación del concepto, personificado en tres holgazanes y un gato cuyas máximas aspiraciones estriban en procurarse estupefacientes y mantener una existencia disoluta y despreocupada. Visto así resulta tentador y parte de esta influencia se recibió por la piel de toro a finales de los noventa. Cabe destacar que Andrés Calamaro incluyó una canción titulada como Freaks en El Salmón o que el grupo guía de la curva de la Ternana se llama Freak Brothers.
No obstante, pronto se empezó a corromper la significación de la palabra al comenzar a emplearse masivamente por parte de los medios de comunicación. Del irónico y gracioso legado de los sesenta pasamos a la manufactura de una etiqueta tremendamente invasiva y peyorativa. Freak se convirtió en un insulto directo y en una manera de catalogar la diferencia asocial, pero sin la valentía de su utilización primigenia. Ahora se espetaba cobardemente como desprecio, otra forma más de proyectar indirectamente miedos y defectos, complejos en suma.
Olvidando que detrás de todos los calificados como freaks se encuentran personas y mostrando la deshumanización de una sociedad cada vez más inmoral e ignorante.
No resulta, por tanto, paradójico que donde más mofa se hiciera de los freaks (e incluso de los impostores de freaks) fuera en el plató de Crónicas Marcianas, con un público preso de modas estéticas y cánones de la manipulación predispuesto al linchamiento catártico propio de una sociedad tan superficial como envilecida.
En fin, como decía la letra de la canción homónima:

El espejo me explicó
el monstruo verdadero soy yo,
el monstruo verdadero soy yo.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Telecincopatía



No pienso profundizar en demasía sobre la hipocresía de una cadena que se jacta de dedicar los meses a diversas causas sociales para paralelamente dar cobijo en sus programas a toda suerte de pendones, maltratadores, oportunistas, vagos y maleantes de sus pioneros reality shows y fast thinkers y free riders en general.
Como cada cual hace con su capital privado (y con su moral) lo que le da la gana, mi único cometido de llenapáginas en este post estriba en acopiar un poso de información sobre lo que significó Tele 5 a principios de los noventa.
Dicen que la memoria es selectiva. Pero en mi caso también es un poco hija de puta. Lo pueden comprobar leyendo a posteriori el repertorio de personajes y programas que ha conseguido atrapar, merced a algún trauma infantil.
Sin embargo, se impone un primer análisis de paradigma y contexto. Después de haber consolidado el funcionamiento de sus instituciones democráticas un país se puede lanzar a objetivos un tanto más postmaterialistas y superficiales.
Pasada esa época de necesidad nacional lo superfluo se ha de barnizar con una estética. Aquí siempre hubo tradición autóctona, entroncando con el esperpento, pero se decidió aliñarla con un ingrediente italiano.
Existen diversas maneras de italianizarse y, obviamente, no todas generan buenos resultados. No suele resultar seguro vivir en un país con un parlamento fragmentado y polarizado hasta el extremo. Tampoco se contempla como grato sufrir los rigores de un territorio desequilibrado en el que siniestras organizaciones clandestinas sustituyen al Estado en el sur profundo.
Una conversión con consecuencias menos dramáticas consiste en adoptar la telegenia transalpina. Italia nos exportó así un modelo televisivo que nos iba a situar entre las auténticas sociedades postindustriales avanzadas de Europa. Sin más, al ritmo de las Mamma Ciccios y Cacaos Maravillaos como prototípicas belinas contoneándose conforme a los movimientos del zoom de Valerio Lazarov.
Por entonces nos hacía cierta gracia ese magnate que estaba a punto de conseguir arrebatarle el cetro de las Copas de Europa al Real Madrid. Lo de Forza Italia nos sonaba simplemente a lema de apoyo a la azzurra.
Pero dejemos atrás modelos más propios del Show de Truman para adentrarnos en la fastuosa programación de Tele 5 a principios de los noventa.
Igual que el Milán supuso el trampolín político de Berlusconi, la piedra angular de todo aquel imperio mediático hispano-italiano era Natalia Estrada, líder de la Sección Femenina. Como corte de honor, no podían fallar otras presentadoras y modelos de la época como Arantxa del Sol, Coral Bistuer, Inma Bunton, Rita Irasema o Loreto Valverde, con sus histriónicas risotadas.
Emilio Aragón capitaneaba la división varonil desde un prisma polifacético (Cuidado con Paloma que me han dicho que es de goma!) junto a galanes como Bertín Osborne (piripi y repantigado en el sofá de Contacto con Tacto), Andoni Ferreño y Agustín Bravo.
Entretanto, las cabezas pensantes de la cadena perpetraban programas como VIP Noche (famosos encasillados en una especie de panal, todo un precedente de Furor e hitos similares), Humor Amarillo, Telecupón (jugando a Hugolandia desde el teléfono bajo la dirección de Carmen Sevilla) y La Máquina de la Verdad (sin querer tampoco abusar del humor negro, q.e.p.d).
A modo de Olimpiadas de los PIGS (Portugal, Italy, Greece and Spain) se organizaban unas competiciones de juegos acuáticos de lo más surrealistas. A esta orilla del Mediterráneo descubrieron con grandiosa devoción más tarde que aquellas modernas naumaquias podían servir para publicitar las cualidades turísticas de ciudades como Rimini. También se les dejaba participar en aquellos juegos para que pusieran la nota de color a vestigios de los antiguos imperios coloniales como Macao o potencias deportivas como San Marino.
No vayan a creer que no había sitio para el debate en la parrilla. De ello ya se encargaban José Luis Coll y Jesús Vázquez en "Hablando se entiende la gente" y "Hablando se entiende la basca", respectivamente.
Los deportes corrían a cargo de Manolo Escobar en el sublime "Goles son amores". Aparte de somníferas retransmisiones de encuentros históricos emitidas en la madrugada (al menos aquí no tenías que escuchar los gallos eufóricos y desgarrados de J.A de la Casa con el gol de Señor y las magnas gestas de "La Roja" (no sé cómo se les ocurre llamarle así a una selección tan "Nacional") de antaño), Tele 5 sólo se apuntó en sus primeros años a retransmitir con profusión los encuentros de aquella inolvidable escuadra que fue el Sevilla de Maradona.
También era el único canal estatal que emitía boxeo. A mí no me gustaba, pero me entretenía verlo con mi abuelo y me caía bien el cachondo de José Legrá con sus risas incontenibles.
Todo este sistema de valores televisivo encontró su culminación cenital en un programa tan magnánimo, tan providencial como Gil Superstar. Pepe da Rosa Junior y Jordi LP (la cuota de la minoría catalana siempre ha de estar presente) ponían la nota de humor en la Corte de un Ser Superior que aparecía retozándose en una piscina junto a esculturales féminas en bañador.
Aquel estilo marbellí (epifenómeno de una España de Cavalieres que recitan canción ligera en cruceros al uso), adobado por actitudes parafascistas y de culto a la personalidad, sí que entrañaba terribles riesgos para la seguridad de una democracia joven.
Tantos como para que incluso izquierdas y derechas se pusieran de acuerdo para poner fuera de la circulación modelos que podían convertir a España en un enorme mando a distancia controlado por algún dictador de nuevo cuño con eterno bronceado, sellos de oro y un caballo como asesor.
Grazie per niente Tele 5 (bueno, sí, por Campeones y Superguay)!

jueves, 13 de agosto de 2009

Grandes fiascos del fútbol hispano (II): Real Madrid



Los Ye-yés, Los Garcías, La Quinta del Buitre, Los Galácticos y ahora parece que son Los Divinos.
El imperio mediático que gravita en torno a ese locus político de las Españas que es Madrid siempre ha buscado un pseudónimo que sonara a conjunto de pop hispano sesentero para glorificar a las plantillas del Real Madrid llamadas a reverdecer esos viejos laureles apergaminados entre cantinelas del NO-DO y hectómetros de rojigualdas.
Pero no es oro blanco todo lo que reluce por los alrededores de Concha Espina y he aquí un humilde cronista que ha visto más fútbol del que debería para inventariar el lumpen de estos Tercios de Flandes (Vázquez Montalbán dixit) de la modernidad.
Ahórrense lo de si Bernabéu levantara la cabeza porque ya está tan gastado que no viene a cuento.
Me remito nuevamente al inicio de los noventa, génesis de mi memoria futbolera, para datar la sentencia de muerte de La Quinta del Buitre a partir de los aciertos del FCB en el star system de los 3 extranjeros al tiempo que el RMCF se hacía con los servicios de Pedrag Spasic.
Bien es sabido que los centrales son examinados con lupa en el coliseo madridista. Al principio el bigotudo leñero carioca Ricardo Rocha generaba simpatía entre los parroquianos. El graderío (fondo sur mediante) vio cómo se transplantaba repentinamente el espíritu de Goyo Benito, pero sus goles en propia puerta en Turín (eliminación de la Copa de la UEFA coincidente con el día de la muerte de Juanito) y Tenerife le hicieron caer en desgracia. La tradición de centrales malditos la continuarían cíclicamente futbolistas como Karanka, Samuel o Woodgate (all right now!).
Cuando las leyes ligueras decretaron que se podía fichar un cuarto extranjero en el Bernabéu apostaron por Vitor, un lateral brasileño de color cuya aportación al equipo fue insignificante, tanto que me siento como una especie de arqueólogo deportivo nombrándolo en este texto.
El infortunado Dubovsky fue el siguiente en probar suerte en esta travesía del desierto sólo interrumpida por la última Copa del club, conseguida por el otrora seleccionador valenciano Benito Floro. El eslovaco llegó con la vitola de Bota de Oro y, para colmo de las desgracias, su único gol liguero en la temporada 93-94 se lo endosó al VCF, aquella noche en que jugamos de fucsia y unos linieres sin compasión se cargaron la carrera europea de Aristizábal friéndolo a fueras de juego.
En este sentido tampoco hay que olvidar la particular maldición del nueve madridista. Esnáider sólo se apuntó una diana en su segunda etapa en el Bernabéu y el club tuvo que probar suerte a posteriori con killers del área como Canabal o Congo. En una arriesgada maniobra geoestratégica los madridistas otearon los Balcanes y apostaron por cracks como Baljic, "Rambo" Petkovic y Ognjenovic.
A veces, cuando todo falla, tendemos a refugiarnos en el terruño, pensando que sus efluvios panteístas nos sacarán de las maldiciones inmemoriales que nos aquejan. A la cantera blanca también hay que agradecerle la producción de talentos inolvidables en esto del balompié como el chuleta Jaime, Rubén, Dorado o Pavón (con diferencia, el peor defensa de la historia de la laureada entidad, a algún genio se le ocurrió convertirlo en una especie de imagen de marca).
Desgraciadamente, la continuidad de Casillas frena la incorporación de guardametas de nombres tan melódicos como Albano Bizarri y nos priva de disfrutar de sus actuaciones. Entretanto, tendremos que conformarnos con la proyección ofensiva que nos han ofrecido perlas como Cassano, el inédito Faubert o el, esperemos que duradero, Drenthe.

sábado, 8 de agosto de 2009

Yes he could


Seguramente no nos encontramos en una época de grandes respuestas.
Las cosmovisiones omnicomprensivas se han ido a pique como refugios salvíficos de unas masas que apuestan por un escepticismo relativista, al menos en lo que llamamos primer mundo. Por el sur aún quedan ingentes contingentes de seguidores de toda suerte de totalitarismos y fundamentalismos.
A pesar de lo dicho pienso que nos podemos congratular con la elección de Obama, aunque lo afirme a toro pasado. No, yo no me considero presa del buenismo que embriaga en esta cuestión, como en tantas otras, a la gran mayoría de medios de comunicación españoles. Con práctica unanimidad se decantaron por el que fuera antaño senador por Illinois de una manera abrumadora y olvidando a menudo la prioridad de lo objetivo y lo noticiable. Nada nuevo bajo el sol, pero resulta comprensible ante los errores de bulto de la administración Bush y su, como diría Borat, Guerra del Terror, una estrategia de odio exportable a gran escala que ha hecho del mundo un lugar más polarizado e inseguro. Como justificación opinable por la actuación de la prensa podemos señalar que los republicanos ofrecían más de lo mismo con Mc Cain y un retrógrado anexo de la mano de Palin.
La posibilidad de que la negritud tuviera por primera vez un presidente estadounidense de su raza propició que de pronto, como a posteriori hizo Chávez, el mundo empezara a "enviar señales al hombre negro". Esta nota de color político no me entusiasma, aunque cabe reconocer que también acapara su importancia no sólo mediática a nivel de hito sino, lo que es más relevante, por lo que significa como bastión higiénico e integrador.
Por estos lares se decidió en las cúpulas de los mass media que ya las primarias demócratas se introdujeran (incluso casi por encima de las elecciones presidenciales) de lleno en nuestra agenda. Soslayando ese tópico relativo a que todos los humanos deberíamos poder votar por el futuro presidente de EE.UU. por la influencia que este nombramiento tiene en nuestras vidas, al final tuvimos la impresión televisiva (todo lo que queda fuera de la caja tonta, siguiendo además el modelo de americanización-espectacularización de la realidad, directamente no existe) de que quizás votaríamos allende el Atlántico y no para dirimir tantas normas que nos afectan directamente y que se cuecen entre Estrasburgo y Bruselas.
La expectación resultaba notoria y, en ese sentido, podríamos hablar de Obama tal vez como el primer líder político auténticamente global. De hecho, su staff de asesores ya demostró un notable conocimiento de las nuevas redes de intercomunicaciones, usándolas con extraordinario tino tanto para recabar financiación para las primarias como a posteriori en la campaña electoral.
Con estos credenciales y el transcurso de un prudente tiempo de cortesía para analizar la valía de las políticas de Obama me atrevería a considerarlas a priori como positivas, cuando menos esperanzadoras.
Si, por una parte, Barack Obama contó con un respaldo contundente por parte del electorado que le facultaba para actuar con confianza y contundencia; se ha de tener también en cuenta que los gajes del oficio de un presidente de EE.UU. se hicieron patentes desde sus primeros días con una nueva vuelta de tuerca del conflicto palestino-israelí para ponerle a prueba y la necesidad de remontar las condiciones leoninas de una crisis económica de carácter apocalíptico.
Una de las primeras decisiones del dirigente estribó en tratar de restañar una de esas heridas infames por las que se desangra la condición humana, la prisión de Guantánamo. Resulta obvio que su contribución al horror represivo mundial es mínima si se compara con los genocidios al uso, pero no es menos cierto que, cualquier democracia que se precie de respetar las convenciones de Derechos Humanos ha de empezar por eliminar estos reductos de miseria. Si Obama quiere recoger el guante soñador de Luther King, podía empezar simplemente con plantearse a medio plazo la ensoñación de un país sin pena de muerte y con una regulación homologable respecto a las armas de fuego. Pero esto es harina de otro costal.
Obama también ha dado un necesario volantazo en relación al inestable avispero en que la administración Bush convirtió Irak. A costa de poner fuera de la circulación a un siniestro tirano se ha propiciado improvisadamente un campo de entrenamiento para el terrorismo yihadista de diverso signo. Y lo que es peor, un caldo de cultivo, un nuevo memorial de agravios antioccidental del que se alimentan resentidas para crecer con inusitado vigor las ideologías totalitarias de la zona.
Por fin un presidente estadounidense tiene la valentía y la dignidad de castigar o al menos poner en tela de juicio los desmanes de unas tropas que, en ocasiones, se han entregado a una barbarie que les invalida como representantes de Occidente.
Por último, y los últimos resultados parece que así lo atestiguan, las complicaciones iniciales en la cuestión económica ya van dejando paso a perspectivas más optimistas. Políticas como las de condicionar las ayudas a la industria automovilística a la remoción de los empresarios que generaron sus crisis demuestran que se va superando la connivencia entre ciertos jerifaltes industriales y el anterior gobierno.
En síntesis, opino que el balance de los primeros meses de Obama como presidente se puede considerar como más que satisfactorio, especialmente si nos atenemos al cambio de un modelo autoritario y de aislamiento de bloques por uno más abierto, tolerante y multilateral. Teniendo en cuenta los condicionantes a los que se enfrenta el protagonista podríamos afirmar que ha empezado con buen pie.
Como me siento un tanto ruborizado y desacreditado hablando de política internacional de altos vuelos en este humilde blog he decidido ilustrar el post con una imagen del alter ego valencianista de Obama, un chico que también va consiguiendo sus objetivos esquivando dificultades a priori insalvables y haciendo valer un talante afable, emprendedor y laborioso.

viernes, 7 de agosto de 2009

Boogie Nights



Lo primero que me viene a la cabeza de este filme es la escapada con unos amiguetes del instituto en plena pubertad para verlo en el cine. Alguien había escuchado que trataba sobre porno y tal y después de un soporífero cumpleaños aburguesado no nos lo podíamos perder y necesitábamos impostar un poco de rebeldía hormonal.
Años después comprendo mejor que nunca esa ansiedad y, aparte, aprecio el valor entre lo documental y lo moralista de esta película.
Boogie Nights nos relata de forma entretenida los albores de la industria pornográfica en Estados Unidos a partir de la historia de Eddie, un chico con un horizonte vital aparentemente gris, pero que, secundado por un falo descomunal, tendrá la suerte de conocer en una discoteca de moda al director de cine Jaca Hormer para convertirse a posteriori en el icono de la escena Dirk Diggier, una cegadora estrella del porno.
Se establece entonces una simbiótica relación entre este cineasta con vocación artística y un elenco de actores que generará una prolífica producción. Sin embargo, las trayectorias de los personajes no se encuentran exentas de contradicciones y problemáticas, sufriendo especialmente cada uno de ellos cuando contrastan los estereotipos de sus profesiones con las vicisitudes que les plantea la vida fuera de los platós y del microcosmos porno que se mueve alrededor de Hormer.
Los primeros ochenta y la eclosión de la cinta de vídeo y los cambios en la industria pornográfica a ella asociados entroncan con la primera crisis de identidad de todos los personajes de la trama. A nivel genérico, por la estandarización fordista del producto; a nivel particular, por las erráticas vivencias del elenco.
No obstante, este declive y sus nefastas consecuencias se palia en parte gracias a la refundada unión de unos personajes que en solitario dan rienda suelta a una serie de confusiones y frustraciones, pero que actuando como un equipo crean unas sinergias sobreprotectoras en las que radica su éxito.
En líneas generales, más allá de las historias personales, el mejor activo que observo en la película estriba en la plasmación comprensible, diacrónica y descarnada en ocasiones del primigenio porno estadounidense.

martes, 4 de agosto de 2009

Autosuficiencia (Parálisis Permanente)


Vamos a tomarnos las resacas veraniegas con un poco de humor, rebeldía y estilo.
Dedicada a todos los que nos quedamos de rodríguez durante la canícula, sin ir a la playa pero amortizando las noches.

lunes, 3 de agosto de 2009

Del Estado del bienestar al Estado del malestar


Este libro de Ramón García Cotarelo realiza un exhaustivo repaso a las diversas articulaciones y teorías que se han suscitado alrededor de la polisémica noción de Estado social, la cual también ha recibido otras denominaciones, según en qué cualidad de este tipo de Estado se pusiera el énfasis.
Cotarelo distingue durante el decurso de su redacción dos partes antagónicas conceptualmente, pero imbricadas históricamente, como no puede ser de otra forma cuando el objeto de estudio a tratar es un concepto tan complejo y dinámico como el Estado social. La primera de ellas tiene su punto de partida en las transformaciones y decisiones que configuraron las estructuras de los Estados capitalistas occidentales después de la II Guerra Mundial y representa una etapa de implantación y apogeo en la evolución histórica del Estado social, mientras que la subsiguiente fase, que el autor denomina de crisis, se comienza a vislumbrar con más claridad a partir de la crisis económica prolongada que se inicia en 1973/1974, aunque sus causas se estaban larvando y manifestando ya desde mediados del siglo XX. Ambos períodos serán estudiados de forma sistematizada por el autor, que establecerá su crítica sobre ellos teniendo en cuenta los enfoques sociológico, politológico, jurídico y económico, lo cual nos recuerda que el concepto de Estado social de derecho es inaprensible en toda su riqueza de matices si no se analiza desde un enfoque pluridisciplinar.
Una primera aproximación desde teorías sociológicas a la organización social del Estado que supone nuestro objeto de estudio nos patentiza que en ella se juzga a los seres humanos por el status que alcanzan y la posición que tienen, siendo el éxito y el reconocimiento social los máximos anhelos individuales, aun a costa de ciertas disfunciones en las relaciones personales, merma de la solidaridad del grupo y debilitamiento de vínculos sociales de otra índole. Esta descripción se completaría con la adición del concepto de rol, ligado a los comportamientos y actuaciones de los individuos en determinados sistemas sociales. Otros puntos a destacar del Estado del bienestar por parte del enfoque sociológico serían la constatación de procesos cambiantes e inseguros, la segmentación grupal y organizacional de la sociedad, que se nos revela como más atomizada que plural, y la intrusión estatal en determinados contextos sociales.
En lo concerniente a las influencias políticas, el autor remarca la relevancia de algunos pensadores socialistas y socialdemócratas en la elucubración de ideas que posteriormente serían constitutivas del Estado social, aunque ello contraste con que por razones ligadas a la estructura de oportunidad política fuera un partido demócrata-cristiano el primero en introducir en su país un programa digno de encuadrarse como definitorio de un Estado social. Tampoco es desdeñable la importancia de la situación internacional, ya que no es disparatado considerar al Estado del bienestar como una respuesta del capital a los movimientos obreros y al ejemplo del socialismo soviético. Al oeste del Telón de Acero la instauración de esa nueva forma de organización política que era el Estado del bienestar fue concebida como una necesidad generalmente sentida en la segunda postguerra mundial. En lo relativo al desarrollo científico, descolló la asimilación de las concepciones tecnológicas al análisis político.
Al escrutar los mecanismos jurídicos del Estado del bienestar, alcanza su punto más profundo el problema de la “crisis de legitimidad” contemporánea de este tipo de Estado, por la situación tensa que se da entre un principio de legitimidad admitido (el bienestar) y una legalidad que parece oponérsele. Desde el momento en que se hizo inevitable la positivización jurídica de determinados enunciados económicos y sociales, el propio derecho estaba obligado a generar unos mecanismos de cautela y prevención, protección y reposición que configuraron parte esencial de ese edificio legal que había de acabar enfrentado al principio de legitimidad. Pero, por otra parte, esta articulación del Estado de derecho no puede quedarse anclada sólo en su faceta formal, sino que ha de vincularse en sentido amplio con el respeto y protección de la dignidad humana, evitando también tendencias disfuncionales como la que se manifiesta en la habitual posición de preponderancia sobredimensionada del poder ejecutivo sobre el legislativo.
Por lo que respecta al siempre conflictivo y complejo principio de igualdad, el autor lo considera vinculado a la consecución de la igualdad de oportunidades materiales. Esta concepción necesitará el complemento dinámico que deberá aportar la Constitución como motor de transformación que implicará la intervención estatal.
Pasando a la vertiente económica del Estado social, no es descabellado afirmar que su esencia acarrea la necesidad de que lo político y lo jurídico se subordinen a las exigencias del desarrollo económico. Esto conlleva problemas, como que en su evolución, la economía, pone a su servicio el aparato político y jurídico del Estado, lo que implica probablemente, cierta perversión de la estructura de la sociedad capitalista que requiere –al menos en el terreno ideal- la neta separación entre ambos órdenes a fin que el económico no caiga en la tentación de servirse de los medios coercitivos del Estado. En la faceta económica es imprescindible señalar la significación de Keynes y sus teorías como influencia básica en el vínculo entre el Estado y la economía. También destacan las ideas de Schumpeter acerca del carácter autodestructivo del capitalismo.
Precisamente, en el terreno económico encontramos los primeros síntomas negativos que afectarían al Estado social, ya que en contextos de recesiones económicas fuertes el Estado se ve obligado a expandir su actividad en condiciones de reducción de ingresos, teniendo entonces que elegir entre una política monetaria expansiva, que alienta la inflación, un déficit público galopante, que contrae el gasto público o una mayor carga fiscal, que atenta contra el ahorro y la inversión y fomenta el fraude. Todo ello incide de modo negativo sobre el principio de legitimidad que da uno de los nombres al Estado social: bienestar.
Toda la segunda parte del libro de Cotarelo muestra un especial interés por el enfoque económico, que eclipsa, a pesar de la vocacional perspectiva holística que el autor imprime a su trabajo, al resto de enfoques, puesto que la crisis del Estado del bienestar es una crisis económica y, como tal, materia de teoría económica. En relación con las teorías económicas que plantean soluciones a la crisis, destacan por su carencia de realismo las argumentaciones marxistas y por su frontal oposición al actual modelo de Estado y su demanda de desmantelamiento del mismo las que esgrimen los liberales conservadores, que se pronuncian directamente en contra de la protección del derecho de igualdad por parte del Estado.
A pesar de todo lo dicho, Ramón García Cotarelo afirma que el mantenimiento de la legitimidad residual del Estado del bienestar y la falta de alternativas razonables aconsejan contribuir en la medida de lo posible a consolidar esta difícil forma de Estado en la que tratan de conjugarse los principios de igualdad y libertad.

domingo, 2 de agosto de 2009

Opositeu, opositeu, que el món s´acaba


Entre els desajustos de l´economia mundial i la crisi dels 27 (per dir una de tantes de les quals m´afecten) m´he vist abocat a un àmbit a priori terrible i que apareixia com a decartat a totes les meues perspectives un tant ingènues de bon vivant.
Les oposicions.
En el meu descàrrec, no sé per què collons sembla que m´estiga disculpant per una cosa tan normal, he de dir que no me considere (i ho he demostrat) un opositor ni strictu sensu ni a l´ús. Ni molt menys regular, que sembla que és un requisit indefugible en el marc de l´espècie.
Sense vocació i ignorant pràcticament tot des del principi fins al final del procés, el cas és que l´he completat. I amb un resultat prou satisfactori. Un aprovat que em permet aconseguir l´objectiu d´entrar a una dinàmica borsa de treball que més tard o més prompte determinarà alguna substitució que ajude al meu precari inseriment laboral.
Estem, puix, d´enhorabona, ja que començant de forma quasi improvisada en gener (sembla que la majoria del personal enceta la seua preparació al setembre) i sense iniciar l´estudi de veritat fins que el por arriba rebassades ja les Falles s´ha assolit un resultat més que digne. Tot i que no s´ha variat un modus vivendi totalment contrari al manual anacoreta del bon opositor i que el mètode emprat no ha diferit del gloriós de l´institut. La responsabilitat i la inspiració (i la sort) arriben com a agraïdes muses sempre a última hora.
Ha passat relativament poc, però lluny queden ja les infumables classes de quatre hores amb descans, conceptes tan escassament atractius com programació didàctica o competència bàsica i la decepció per vore com l´administració tracta amb espectacular i alhora rutinitzada desídia uns processos en els que molta gent es juga part del seu futur professional.
Sortosament, jo em presentava sense molta pressió i com participant d´un més dels projectes variats que es posen en marxa de cara a trobar opcions laborals. Òbviament, no volia que l´oposició em dominara a mi, i me n´alegre perquè he vist autèntics drames en este terreny.
Ara ja no vull parlar més d´esta oposició, no ha sigut tampoc plat de bon gust, tot i que estic molt satisfet i no he alterat pràcticament les costums, a priori altre èxit, encara que en eixe aspecte ja no sé què pensar, tal volta això seria matèria d´un debat més complex i instrospectiu.
De moment, esperaré que m´arribe alguna oferta d´El Mundo Televisión i així exportar estes trepidants aventures en un format entre el documental de combat i el reality show.
Si presenta la Milà ja podria ser del més entretingut.
Sense més remei, fins l´any vinent!