domingo, 14 de junio de 2009

Per les sigles dels segles. Així siga.


Fa poc vaig llegir al blog de Vicent Baydal un recull d´acrònims de partits nascuts a València (de Sant Rafael del Riu a Pilar de la Horadada) i he decidit animar-me a completar-lo, sense vocació tampoc d´arribar a una totalitat que, per la complexitat inherent al tema, podria resultar inabastable.
Donaré un aspecte més particular encara a la classificació de formacions incloent només les que utilitzen la lletra V al seu acrònim, així tindrà un toc un poc més particularista.
De totes maneres, això no vol dir que el llistat destaque per la seua estructura coherent, puix apareixeran organitzacions (no només partits polítics) inclús antagòniques respecte als seus objectius.
Així que, encara que els derivats del gentilici valencià apareixen sovint, trobarem moltes associacions que s´allunyen d´ell i s´acosten a altres nuclis d´identitat nacional (Espanya i Catalunya, fonamentalment) amb els que volen completar un programa polític, que des del punt de vista de la Ciència Política més bàsica, poc té a vore amb el nacionalisme valencià i els seus trets privatius (paraula importantíssima quan de nacionalismes s´està parlant i que no fruïx de massa èxit per estes terres).
Ànim per a llegir esta sopa de lletres sense acabar exclamant un “están locos estos valencianos”:

ACPV, ACV, AEPV, ANV, ARV, AVR, BNV, CAV, CDV, CEV, CJNV, CV, DRV, ENV, ERPV, EUPV, EV, EV-IPV, EV-EEPV, EVPV, GAV, IPCV, IPV, IRV, JUV-JNV, JV, MCPV, MDPV, OIV, ONV, PCPV, PCV, PDLPV, PJV, PNPV, PRCV, PRV, PSPV, PSPV-PSOE, PSUPV, PSV, PVE, PVN, RV, RVGL, RV-PVE, UDPV, UEPV, UNV, UPCV, UPV, URV, UV, UVR, UxV, V-2000, VM...

sábado, 13 de junio de 2009

Homenatge a Duckadam


Anda la culerada muy tritranquila después de su excelsa temporada, aunque sin dejar de mirar por el rabillo del ojo lo que ACS hombre que no deja de reclutar fichajes de relumbrón para el noble y bélico adalid.
Hay agravios históricos que nunca se olvidan, quizás porque pertenezcan ya al relato más interiorizado de un club. Para ese victimismo intrínseco, con Franco se vivía mejor.
A menudo nos embriaga la sensación de haber deseado disfrutar de ciertos acontecimientos históricos que no vivimos en primera persona. No quiero elevar la final de Copa de Europa de 1986 a esas cotas de relevancia, pero tampoco me pasa inadvertido que este evento se ningunee sistemáticamente por parte de la historiografía oficial.
De ahí que hoy me apetezca reconocer a Duckadam en este texto. Tampoco puedo negar cierta delectación al informarme de lo que esa final supuso para el FCB. El título lo he escogido seleccionando estos dos ingredientes y parafraseando así una paradigmática obra de Orwell. Situémonos.
Cataluña con unas recién recuperadas instituciones de autogobierno en proceso de consolidación, Barcelona a punto de ser nombrada sede olímpica, Sevilla como escenario de una final (esa conexión catalano-andaluza tan típica del socialismo español) y más de 50000 culés presentes en el estadio ante una exigua representación de seguidores del Steaua de Bucarest, víctima propiciatoria a pesar de contar con extraordinarios jugadores como Lakatus, Balint o Belodedici. Y Duckadam.
No podían perder. Después de caer ante el Benfica en 1961 podían empezar a recortar distancias con aquellas míticas seis Copas de Europa en blanco y negro.
Pero perdieron.
"No se puede jugar una final con Pedraza". Es una frase que me suele espetar un amigo. Y seguramente con toda la razón del mundo. Él falló el segundo penalti culé de la tanda, pero no fue el único. Hasta cuatro jugadores del Barça marraron las penas máximas, oscureciendo el que podría haber sido el más glorioso y estruendoso "Urruti t´estimo!" de la historia.
Defendiendo la portería rumana se encontraba un larguirucho bigotudo. Helmut Duckadam. Su figura se engrandeció esa noche hasta el punto de convertirse en imbatible. Tanto que después de atajar todos los penaltis que le lanzaron su popularidad subió como la espuma y eso no le hizo mucha gracia a Ceaucescu.
Las leyendas urbanas cuentan que la Securitate le rompió los dedos de las manos para que nunca más pudiera ejercer su profesión, también se dijo que el desencadenante de la tortura fue el regalo de un Mercedes Benz por parte de Ramón Mendoza (un lujo burgués fuera del alcance del proletariado) y que después de la explosión de Chernóbil se aconsejó al portero que no tocara el balón porque podría haber recogido partículas peligrosas. ¿Se imaginan peor castigo para un guardameta que no poder contactar con el esférico?
El caso es que Duckadam nunca aclaró suficientemente los motivos de su desaparición tras su mayor hito deportivo. Volvió en 1989 para defender las mallas de un modesto equipo, pero los problemas siguieron marcando su trayectoria y su precaria situación económica le forzó incluso a vender esos guantes que en la final de Sevilla retenía ante las demandas ansiosas de los precanis que le atosigaban en el Sánchez Pizjuán tras su gesta.
Y como todo acontecimiento local acaba teniendo sus repercusiones globales en esta sociedad tan mundializada no hay que olvidar que a nosotros también nos tocó la pedrea de la final. Y nunca mejor dicho, por lo que cuentan las crónicas que sucedió en El Cabanyal al paso de los trenes que transportaban desde Sevilla a los culés.
En fin, exhibir desde un vagón una pancarta con el lema "Catalunya saluda a Àfrica" en aquellos convulsos tiempos de la Batalla de Valencia no parece la mejor idea para reposar los ánimos después de una noche de emociones fuertes.
Almogàvers del siglo XX con La Gota de gasolina que colma el vaso.
Y Duckadam ajeno a su futuro inmediato.
Va por ti, maestro!

miércoles, 10 de junio de 2009

Música y provocación política


Sabido es por todos que, pese a los nuevos programas de cantantes prefabricados y retroalimentación de la radiofórmula, la música ha servido usualmente para canalizar también ideas políticas o de cambio social.
Lo tenían en cuenta los que escuchaban a Elvis a escondidas o los que vibraban con Labordeta ante la inminencia de un nuevo amanecer político.
Son sólo dos ejemplos que nos recuerdan cómo la música ha vehiculizado sentimientos sociopolíticos, pero en esta entrada voy a centrarme en algo mucho más superficial.
Algo que, en realidad, también viene de tan atrás como la relación entre música y política. Me refiero a la provocación política vinculada a ciertas formas musicales.
A veces no bastan las trazas de la tribu urbana y resulta oportuno tirar de la simbología más politiquera para soliviantar un poco a la sociedad bienpensante.
No seré yo el que me ponga a criticar ahora este recurso.
De hecho, siempre me hizo cierta gracia y me llamó la atención. Pienso que así hay que tomárselo. Bien lo sabía el manager de los Sex Pistols cuando les aconsejó que la liaran parda en un show televisivo para ultraje de la facción más puritana de la sociedad británica. Cuentan que más de uno afirmó que aquella noche había arrojado la televisión por la ventana. Mejor, así a lo mejor se ahorraron ver los reality shows que vendrían después.
Tanto los Sex Pistols como The Ramones fueron de los primeros grupos famosos en utilizar simbología del III Reich (cruces gamadas, uniformes nazis, etc.). Imaginaos la gracia que tuvo que hacerle a la generación más longeva y carca que se jactaba de haber combatido a los nazis. Huelga decir que el objetivo era provocarles y transgredir en el sentido que el punk propugnaba.
Mientras tanto, otros grupos como The Clash apostaban por la vinculación izquierdista más militante, como lo demuestra, por ejemplo, la edición del álbum Sandinista.
Estas tendencias tuvieron su repercusión en la piel de toro y el personal se hizo eco de este uso de simbología nacionalsocialista. Desde el uso que le daban a las eses en su merchandising grupos como Seguridad Social o las Vulpess, a los saludos romanos del cantante de Los Ilegales, pasando por la estética hitleriana de Glutamato Ye-yé o la frase "Hola, somos Gabinete Caligari y somos nazis" con la que el grupo de Jaime Urrutia solía comenzar sus conciertos en su época más siniestra. En el marco de su transición desde el afterpunk a lo que Umbral definió como rock torero destacan canciones como "¿Cómo perdimos Berlín?" o "Héroes de la URSS".
Tampoco podemos olvidar "El imperio contraataca" de Los Nikis, pedazo de tema irónico sobre las cenizas de la grandeur española y que ha dado lugar a mil conjeturas, todas equivocadas, sobre el afán patriótico-nacionalista de la canción.
En el otro flanco destacarían los siempre cachondos y corrosivos temas de Siniestro Total (a su batería se le puede ver en un programa de TVE con camiseta de Brigate Rossa), con referencias a la Liga Armada Galega en "Minha terra galega", títulos como "Vil Guerra Civil" o letras como la de "Fuimos un grupo vigués" con estrofas que hoy no pasarían el corte de alguna ley antiterrorista, tales como "el hacha no mata a la serpiente" o "el primero es el día de octubre señalado".
Estos conatos de provocación politiquera tuvieron su correlato en la naciente escena de la música oi! (estilo mestizo entre el punk y el ska acuñado por el periodista inglés Gary Bushell) estatal con los pioneros barceloneses Decibelios importando la temática skin y cientos de bandas que continuarían manteniendo viva esta escena, la cual tampoco fue ajena a la politización heredada de una Inglaterra en la que Skrewdriver (el grupo de Ian Stuart) y el aprovechamiento propagandístico del National Front partieron por la derecha este pujante movimiento musical nacido de las cenizas de un punk que empezaba a percibirse como domesticado.
En España se reprodujo con efectos retardados esta división entre apolíticos, izquierdistas y seguidores del rock nacionalista o RAC (Rock Against Comunism) y, retomando el hilo ochentero, destacó en estos lares por su vitalidad y politización la escena vasca (etiquetada como Rock Radical Vasco). Resulta obvio citar el papel de Kortatu y reconocer también la posición antipolítica de grupos como Eskorbuto, que cortaron de raíz con la izquierda abertzale y lo demostraron en canciones como "Cuidado!" o "Haciendo bobadas" (nótense las iniciales de las palabras).
Quizás con la llegada del desencanto atribuible a toda normalización democrática se acabaron las ganas de transgredir utilizando este tipo de provocaciones politiqueras. Otras sociedades, como las del Este de Europa, están pasando actualmente por momentos parangonables a aquella eclosión político-musical que vivió España en los ochenta. Por razones comprensibles, están articulando su rebeldía provocativa en términos anticomunistas.
El empleo de simbología totalitaria por parte de los conjuntos musicales gustará más o menos, pero lo que es seguro es que nos estamos volviendo o demasiado serios o demasiado previsibles.
Malos tiempos para la lírica anarcocomunistanacionalsocialista.

martes, 9 de junio de 2009

Tropa de elite


Una película relativamente reciente para los interesados en el cine que aborda las problemáticas con raíces sociales.
El filme nos transporta a la realidad más descarnada de las favelas de Río de Janeiro a través de las acciones para mantener a raya a la delincuencia local del BOPE (Batallón de Operaciones Policiales Especiales), un cuerpo de elite de la policía brasileña que realiza severísimas instrucciones al más puro estilo de La Chaqueta Metálica y cuyos miembros están unidos entre sí por valores de militancia y lealtad a prueba de bombas.
Durante el metraje se trata también la degeneración del ambiente en el que crece la delincuencia de los clanes de las favelas. Se saca a la luz un círculo vicioso en el que se retroalimentan la corrupción policial en plena connivencia con los capos del hampa y ciertas asociaciones sociales que albergan una conciencia quizás demasiado prejuiciosa sobre el rol represivo que caracteriza a los cuerpos policiales cuando actúan con contudencia frente a las mafias locales.
Tal vez se le pueda achacar a la película que ahonde con profusión de detalles en la miseria y los métodos expeditivos que rigen este enfrentamiento.
De todas maneras, este recurso puede resultar útil, no sólo como elemento propagandístico, por su espectacularidad, sino también como la forma más cruda de representar un conflicto de hondas raíces, sin tendencias que permitan pensar en una reformulación que atisbe su final y, en el que, como acertadamente señala alguna crítica, en última instancia, nadie gana.

lunes, 8 de junio de 2009

La naranja no es mecánica (Los Nikis)


Qué inolvidables momentos han propiciado los temas de Los Ramones de Algete!
Videa bien, hermanito.

domingo, 7 de junio de 2009

Big Events City? No em faces riure!


Des de fa més o menys un lustre s´ens inocula des dels mitjans de comunicació autonòmics que vivim en una ciutat (i per extensió en una Comunitat) que compta amb esdeveniments de gran relleu al servici dels valencians.
Res de nou fins ací. Esta política ha sigut també criticada per raons de mancar de contingut i quedar-se només en el continent i pel fet d´instaurar un model de ciutat-aparador o ciutat-postal, digna tal volta d´ensenyar-se (al cosí de Conca quan ens visita per Falles, per exemple) amb delectació, però alhora no tan completa per a viure-la amb dignitat ciutadana, especialment si resideixes a un d´eixos barris perifèrics que no ixen per televisió.
Ara no vull anar ni al fons ni a les formes del assumpte, sinó destacar el gran engany que representa per ell mateix.
En primer lloc, podem remuntar-nos a temps en què un govern municipal del mateix color de l´actual generava certa frustració sistemàtica en no poder arribar als objectius de caire lúdico-cultural que ara es perceben com a ensenya de la seua gestió.
Temps en què el consistori valentí es convertí en especialista en perdre nomenaments de capitalitat cultural, sent ciutats com Santiago de Compostel.la o Salamanca rivals inabastables.
A nivell esportiu, es podia arribar a vendre inclús la consecució d´un final d´etapa de la Volta a Espanya com una cosa extraordinària i, pel que a l´atletisme, fins i tot Sevilla s´imposava a les demandes valencianes.
Una cosa és que t´esborren del mapa com passà durant els mandats socialistes (Espanya 92-Valéncia 0) amb eixe model d´Estat tan semblant a l´aliança paradigmàtica del PSC (Catalunya + Andalusia) i altra és que els nostres actuals dirigents es posen la medalla d´haver-nos posat al mapa.
Val a dir que eixa afirmació em pareix ignorant i capciosa alhora. Revela escàs respecte i confiança en el poble valencià i constitueix un descrèdit a la nostra història.
Qui se suposa que ha de posar al mapa a una ciutat amb tal volta el port més puixant de la història de la Mediterrània? No només això, restaria parlar del casc històric més gran d´Europa junt al genovés, del primer manicomi del continent, de personalitats tan brillants com la de Joan Lluís Vives, d´institucions pintoresques i capdavanteres com el Tribunal de les Aigües o de la primera obra literària impresa a la Península Ibèrica. Per no parlar de la gran absent en tota esta festa dels grans esdeveniments, el nostre patrimoni històrico-cultural més valuós, la llengua valenciana i, concretament, la producció del seu Segle d´Or.
Amb estos arguments no sé qui pot autoodiar-se tant com per a pensar que València torna a assolir la seua grandesa natural per comptar amb una competició de vaixells i alguns espectacles automovilístics. No critique esta política de grans esdeveniments en totes les seues línies i pense que certs rèdits podrien aprofitar per a ser invertits en millores ciutadanes a mig termini, però resulta ofensiva quan s´ens ven com l´únic valor de canvi del Cap i Casal (model exportable a tot un territori que compta amb una de les cultures lúdico-culturals més peculiars i reconegudes d´Europa), oblidant-se tant del nostre patrimoni ancestral com de la força que els valencians podem projectar cap al futur per nosaltres mateixos.
Malauradament, eixe gran espectacle històrico-cultural que han sigut els nostres Ciutat i Regne de València espera ser redescobert per la major part d´una ciutadania a la qual se´l vol anestesiar i fer que desperte després en una espècie de Florida que ja reconeguen com a autòctona.
Amb mi que no compten si volen que repensem el Cap i Casal en eixos termes.
Si vull un gran esdeveniment valencià ja tinc suficient veient jugar a Jaume contra Genovés a L´Alqueria Blanca.

viernes, 5 de junio de 2009

Sobras Completas


Hasta ahora no había asistido a demasiados monólogos en directo. El pasado miércoles pude ver el espectáculo Sobras Completas de Mir y Mor (Josep Vicent Miralles y Óscar Mora) en la Sala Convento 55 y es posible que a partir de ahora me anime a acercarme a más actuaciones similares.
La humanidad ha tenido, desde la noche de los siglos, la necesidad de contar historias en formatos artísticos. Desde los Minnesänger pregermanos, pasando por la Madre Patria Occitània (ahí queda eso, ya me estoy imaginando la pintada PPOO Independència i Socialisme) y desembocando en los romances de ciego y las rondallas, por citar sólo unos ejemplos.
Después de esta historicista, fragmentaria y un tanto satírico-pedante introducción de contexto, quería simplemente recomendaros el show de Mir y Mor, que amenaza con enquistarse en las salas del circuito valentino de Café-Teatro.
Prácticamente hora y media de sana carcajada y fresca revisión de bloques temáticos (sexo, bodas, ecologismo, etc.) desde una perspectiva completamente histriónica. Y lo que es más gratificante, contribuyendo al ritual de reírse de uno mismo, algo realmente necesario y purificador.
No adelanto más detalles para no desvelar aspectos del espectáculo que merece la pena descubrir in situ.
Yo espero repetir. Los demás, si podéis, no os lo perdáis.

martes, 2 de junio de 2009

Fútbol-Mute


Ya acabó la temporada doméstica de fútbol y antes de que las sosísimas entregas sobre las concentraciones de "La Roja" y los fichajes de relumbrón del megalómano constructor nos hastíen más de la cuenta quiero reparar en el infame final de temporada que hemos vivido en lo respectivo al mundo de las retransmisiones futbolísticas.
El caótico sistema multipantalla de La Sexta (sólo convence si no está en liza el equipo de tus desvelos), su pléyade de comentaristas curtidos en amenas charlas de domingueros o en emociones imparciales desatadas a voz en grito y el aluvión de encuentros de escasa calidad televisidos parecían atisbar un cataclismo que finalmente ocurrió.
La final copera nos retrotrajo a tiempos de manipulaciones y censuras que creíamos felizmente olvidados. La primera en la frente, nada más comenzar la retransmisión Paco Grande intercambia, en el marco de un modesto guión de un minuto, el número de títulos coperos de Athlétic de Bilbao y Barcelona. Lo que pasó después todos lo conocen. Una ronda de conexiones alocada y alevosa justo en el momento de sonar el himno español en Mestalla. No contentos con ello, y con la desfachatez de alegar un error humano, enchufan en el descanso unas imágenes manipuladas ad hoc y acompañadas por un sonido ambiente depurado de "interferencias".
Como culminación a tan lamentable espectáculo nodogáfrico, y en la línea de la escasa competencia que para los programas futbolísticos ya ha demostrado sobradamente la presentadora, se encargaron de las entrevistas a los protagonistas de la final dos novatas en estas lides que se pasaron la noche persiguiendo a los futbolistas con escaso éxito para, a continuación, cubrirse de gloria con preguntas insulsas. Quién me iba a decir que hasta hubiera preferido sobre el césped al bronceado Quique Guasch o al cansino Iñaki Cano. Flaco favor se le hace así al pujante periodismo deportivo femenino.
Quizás ni Xavier Deltell hubiera sacado de quicio a Guardiola de forma más surrealista.
Resultaba difícil superar una retransmisión tan desastrosa, pero Antena 3 y su desaprovechado Territorio Champions se pusieron las pilas y nos masacraron anunciándonos una y otra vez la próxima emisión de Los Hombres de Paco durante la sacra final de la Copa de Europa. Así hasta la prueba de 1500 metros lisos de los JJ.OO. perdería su solemnidad, ya me los imagino insertando publicidad de aerosoles durante su veloz transcurso. Dieron la puntilla a su habitual ineptitud (y madridismo) reduciendo con un sistema de cuarteamiento de la pantalla las imágenes de la celebración culer, con fines, evidentemente, también publicitarios.
Con estas poco halagüeñas perspectivas (las mismas que transversalmente tiñen de marrón el actual fútbol-negocio) alcanza cada vez mayor actualidad el artículo "Queremos ver el fútbol en silencio" que escribió Hernán Casciari, el cual podéis leer en el siguiente link: http://blogs.elpais.com/espoiler/tdt/
Marcelo Lippi ya apostó por este método y no le fue del todo mal.
Escuchar los sonidos reveladores del graderío y del ritual que es el fútbol en sí mismo (aliñado por los siempre (o no tanto) atinados comentarios de nuestros acompañantes de turno) supone la comunicación más pura cuando la intromisión de unos comentaristas incompetentes sólo añade ruido en el proceso.