sábado, 18 de abril de 2009
Historias de la puta mili
Supongo que para el crítico cinematográfico al uso definir esta película como un bodrio supone un mero trámite.
Como yo me ciño a otros criterios, los de mi entretenimiento personal en este caso, he de decir que me lo he pasado en grande siempre que he visto este film. Mejor aún si lo visiono acompañado y así comento las jugadas más desternillantes.
Yo me libré de cumplir con el servicio militar obligatorio, pues soy de los últimos de una generación que todavía tuvo que realizar alguna gestión para prorrogar indefinidamente la elusión de, como decía aquella canción, "las vacaciones pagadas en Ceuta o en Teruel".
Sin embargo, la plasmación fílmica de la mili, desde que vi algunos capítulos de la serie con el mismo título que encabeza este texto en Tele 5, siempre me ha generado interés.
Por el tipismo y el costumbrismo que desprende y las anécdotas que mil sujetos de variado pelaje siempre estarán ansiosos por contarte. Por otro lado, la mili, como una convocatoria de una selección deportiva estatal o una sesión de doctorado de la UNED, destacaba también por ser el primer contacto de muchas personas con el carácter plurinacional del Estado español. Además, recuerdo la cierta ebullición social que causaba la cuestión de la objeción durante mi infancia. Tiempos en los que las pintadas de Mili KK decoraban los muros de nuestros barrios.
También me considero un seguidor del cine que moderniza a su manera ese género tan genuinamente hispano que es el esperpento. Con mejor o peor tino o gusto, valoro estas aportaciones y disfruto con ellas.
Historias de la puta mili es un comedia basada en las historietas del mismo título de Ramón Tosas 'Ivá', publicadas en la revista satírica "El jueves".
El metraje nos muestra las peripecias de un grotesco comando itinerante al que por error se le encomienda una misión que España ha de realizar en pos de la seguridad mundial.
Liderados por el chusquero Sargento Arensivia (Juan Echanove), un escuadrón formado por variopintos personajes (con Achero Mañas o Jordi Mollà en este apartado del reparto) será secuestrado por irredentos milicianos octogenenarios, lidiará con las reivindicaciones de grupos ecologistas y tomará la iniciativa del combate bajo los efectos de los monguis. Al mando de la intelligentsia militar española encontramos a Agustín González y José Sazatornil, dando un magnífico recital de disparate castrense.
En resumen, una divertida manera de tomarse con filosofía la dicotomía civil-militar que tantos desmanes y frustraciones ha ocasionado por estos lares al grito de Nasío pa matà.
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