lunes, 6 de abril de 2009
Etiquetas musicales
Recuerdo una entrevista a Enrique Bunbury en Lo + Plus, emitida hará más o menos un lustro, en la que brillantemente el maño afirmaba que para que los críticos no etiquetaran su disco ya se encargaba él de adelantarse. La ocurrencia estribaba en subrayar en sus tapas una referencia: Rock aragonés del siglo XXI. También Andrés Calamaro ironizó en El Salmón dedicándole una canción a un género tan desconcertante como el Metálico Cha Cha.
Poner etiquetas, categorizar, simplificar. Al fin y al cabo, forma parte de la esencia humana, elimina el matiz, facilita comprensiones parciales y disminuye la riqueza reflexiva.
El mundo de la música, por la cantidad de estilos y géneros que en él conviven, resulta propicio para amalgamar etiquetas diversas. Unas más justificables y otras más forzadas o absolutamente descabelladas.
Vivimos unos tiempos dominados por la fusión y el eclecticismo. Hasta aquí todo se puede considerar como normal en esta era basada en pensar globalmente y actuar localmente. La colonización de las esferas que postuló Niklos Luhmann ha determinado que parcelas como la economía o la política acaben invadiendo otras más susceptibles de absorción (arte, deporte, filosofía…). Un amigo solía espetarme cuando no entendía algo la frase “explícamelo con manzanas”. En fin, lo anterior también lo explicaron hace muchos años con estructuras y superestructuras.
El caso es que la industria musical genera monstruos como el sueño de la razón de Goya. Las razones son variadas y todos podemos tener nuestras teorías, algunas de las cuales vienen señaladas someramente más arriba. Propongo tomarse el tema con cierta filosofía y probar formulando nuevos estilos musicales nacidos de la síntesis (o más bien antítesis) y la diversificación. Con todo el respeto que posibilite este ejercicio de cinismo, ahí van unos cuantos que se me ocurren, procurando no ser demasiado ofensivo por mi parte y cubrir casi todo el espectro social-musical (se aceptan más etiquetas innovadoras, preferiblemente de gran calado ecléctico):
Pop constitucionalista: Tan vascos como españoles. Canciones de amor con un toque cursi para sonorizar “la nueva mayoría”.
Pop Ron´k: Carraspeo matinal, voz quebrada y mil imitadores apostados tras sus Sing Stars.
Góspel panocho: Iglesias + Zaplana. Subgénero valenciano que arrojó cuantiosos dividendos y éxitos, especialmente entre el público asiático. Soy un truhán, soy un señor, y casi fiel en el amor…
Pop PO.T: No son tan crueles como el dictador camboyano, pero al otro extremo del espectro se amaga el capitalismo más atroz y despiadado tras sus angelicales voces y telegénicos rostros.
EuroviSION: Para amantes de conspiraciones y contubernios intangibles. Alguno enloquece sólo con corroborar que Israel gana un prestigioso concurso musical europeo (¡!) gracias a la actuación de una persona que ha pasado por una operación de reasignación sexual.
Telepizz-pop: Imposta tu acento italiano y hazte de oro cantando en castellano. Aunque seas de Navalcarnero pronto estará a tu alcance con algún curso CEAC.
Sonido FrentePOPulista: Cantautores y grupos se unen para pedir el voto útil ante futuribles ascensos electorales de “la dereschona” (A. Guerra dixit). Nucleado en torno al PSOE se llevan a IU por delante.
Git Pop: Políticamente incorrectísimo. Sin embargo, me parece que es una etiqueta con muchísima fuerza e hijos de la misma encontraríamos a raudales (naturales y payos). Me resulta tan pegadiza que estoy seguro de que antes de que se me ocurriera casualmente la acuñaron ya algunos especialistas del medio musical.
RAC(j)oi!: Te la dedico Nota. Sólo para iniciados en sellos antisistema.
Camp´s Rock: Con más trama y malicia de la que los productores originales de Disney puedan imaginar. Cuidada e impagable estética dandy y algunos escándalos y juicios de vez en cuando, que ya se sabe que en el rock estas circunstancias ejercen una simbiosis muy atractiva. Quién sabe si este género puede dar lugar a corto plazo a una nueva “Ciutat de”… Camp´s Rock, qué tal si la ubicamos en Torrevieja, parece la localidad con más “movida”.
RRA (Rock Radical Apesebrado): Nacionalidad Histórica + Lengua Vernácula + Cultura de la Subvención.
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Joder, maravilloso, me quedo con Pop Pot. Esos nos han rodeado.
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